En estos tiempos en los que las redes sociales
permiten el intercambio de ideas entre todo tipo de personas, es común leer o
ser participante en discusiones más o menos civilizadas con respecto a algún
tema en particular. El problema es que en muchas ocasiones hay controversia
porque la gente que tiene formación y experiencia especializada en algún sector de conocimiento
aporta información o emite juicios desde un punto de vista que no es
comprendido por aquellos que resultan ser “profanos” ante el tema, y se sienten
agredidos, ofendidos o excluídos por los “iniciados” en la materia.
En todo oficio o profesión es posible encontrar
juicios SUBJETIVOS (estéticos o emocionales) y OBJETIVOS (académicos, con base
en la técnica o la teoría), y por lo general los aficionados al tema desconocen
estos últimos y no los comprenden por falta de formación específica.
El caso más común en el que yo me llego a involucrar
tiene que ver con algún tema de la música. Mi opinión es que cuando se trata de
decir si algo nos gusta o no, o si nos gusta más que otras opciones, los
tecnicismos salen sobrando, pero cuando se quiere hablar del nivel de creación
de alguna obra o ejecución, entonces se debe recurrir al lenguaje correcto y a
los conceptos precisos. Una discusión de este tipo, con enfoques encontrados,
resulta estéril.
Hablar de música (como ocurriría con cualquier otra
área del conocimiento humano) con lenguaje cotidiano es absurdo, pero
lamentablemente ya es algo muy común pues hay demasiados aficionados que se
convierten en pseudomúsicos, o músicos amateurs, que carecen de formación, y en
muchos casos consiguen trascendencia, fama y dinero (no necesariamente
“éxito”), y son un mal ejemplo y una mala influencia para quienes los admiran y
buscan seguir sus pasos, pues como dirían Les Luthiers en una de sus rutinas
cómicas, se da un “mecanismo de estímulo por identificación”; en otras
palabras, lo que mucha gente piensa al escuchar a estos “artistas” tocar y
cantar es “si ellos pueden, yo también puedo” jeje.
Al aficionado (fan) sólo le interesa si algo le gusta
o no, y qué es lo que le hace sentir. Si un músico dice que un grupo muy
popular es malo en su ejecución técnica, o que su composición está plagada de
errores, o que la calidad de la grabación/mezcla no es buena, esto no le
interesa a muchos fans, y van a defender a su artista favorito a capa y espada
sin entender razones.
Por todo esto, me gustaría aportar aquí una visión de
lo que significa prepararse como músico (no pseudomúsico), para que aquellos
que no lo sean, por lo menos entiendan por qué se emiten todos esos juicios
“quasi esotéricos”.
Para empezar, debo decirles que estudiar una carrera
de música no significa, como piensan las masas, que habrá fiesta eterna y
excesos de todo tipo (si bien es cierto que quien llega a un nivel "pro" se los
merece… con medida, claro). Los familiares comúnmente dicen que uno “se va por
lo fácil”, y yo les puedo decir, por experiencia propia, que a mí me pareció
más fácil estudiar química (salvo por las materias de física y fisicoquímica)
que estudiar música. La diferencia radica en que para estudiar una carrera
científica muchas veces basta con tener cierta capacidad intelectual (conozco a
muchos titulados incluso pero sin criterio profesional) además de la perseverancia
requerida, mientras que en música se requieren:
*CAPACIDAD INTELECTUAL, ya que, como en todo, también hay muchos
conceptos que se deben aprender, pero sobre todo porque hay materias que
requieren la misma zona del cerebro en la que procesamos las matemáticas: donde
reside el razonamiento abstracto, y ahí es donde la gente no puede con materias
como Armonía, Contrapunto, Análisis, etc.
*HABILIDAD PSICOMOTRIZ, ya que pueden tener un IQ de genios pero ser
torpes con el movimiento de sus brazos, dedos, piernas, incluso labios
(pregúntenle a los trompetistas cómo los cuidan). Aquí hay que desarrollar memoria muscular, lo cual requiere
practicar durante mucho tiempo (y de preferencia sin cometer errores) aquellos
movimientos necesarios para lograr cierta ejecución (técnica).
*MUSICALIDAD INNATA, ya que a muchos les puede tomar más tiempo
desarrollar un tiempo interno estable,
poder ejecutar aquellas líneas rítmicas que la razón ya comprendió pero el
cuerpo todavía no (memoria muscular), y ser capaces de replicar los sonidos que
se escuchan (entonación) o transcribirlos (memoria rítmica), lo cual se
desarrolla en las clases de Solfeo y Entrenamiento Auditivo.
*SENSIBILIDAD ARTÍSTICA, para poder transmitir emociones o recrear
diferentes versiones de una misma interpretación, ya que pueden ser personas
muy inteligentes, muy hábiles, pero frías o monótonas como una máquina.
*CRITERIO MUSICAL, ya que somos representantes de la difusión
cultural, y por ello tenemos un compromiso social que por lo general se ignora,
lo cual conlleva una gran responsabilidad (recuerden todos esos casos de
familiares demandando metaleros porque su hijo se suicidó por supuesta
influencia de sus artistas favoritos). En Composición, por ejemplo, se habla de
la “fundamentación”, para que las obras (sobre todo contemporáneas) tengan
sustento, tanto musical como extramusical.
Y todo esto se desarrolla mediante un entrenamiento
constante que requiere de mucha dedicación, mucha disciplina y por supuesto de
mucha pasión.
Ahora, por si esto no fuera suficiente… ¿qué es lo que
recibe un músico en su formación profesional? A continuación haré una breve
descripción de lo que se desarrolla en algunas de las materias que se pueden
encontrar en los planes de estudios de escuelas “serias”.
*SOLFEO Y
ENTRENAMIENTO AUDITIVO . Aquí se desarrollan los rudimentos de rítmica
que serán necesarios para cualquier actividad en la música (hasta para ser
crítico pues debe saber al menos si alguien va a tiempo o está descuadrado).
Los buenos músicos desarrollan además la capacidad de entonar para usar su voz
no sólo para cantar, sino para componer, para transcribir o para dirigir.
También aprenden a enfocar su atención para escuchar a distintos niveles, lo
cual es necesario para el análisis musical. Por lo general la
gente escucha lo más superficial (voz, melodía, arreglos en primer plano), pero
hay mucho que escuchar en una obra musical: rítmica,
melodía, armonía, instrumentación,
forma musical, arreglos, interpretación,
grabación y mezcla, producción, concepto, etc.
Alguna vez un fan se ofendió cuando dije que X grupo
me aburrió un poco porque era monótono en su forma musical, ya que
todas sus canciones tenían exáctamente la misma estructura, pero esa persona sólo reconocía ritmos, riffs y melodías, nada más.
*LECTURA Y NOTACIÓN MUSICAL. Saber leer no es requisito para ser músico, incluso virtuoso, pero se pierden muchas posibilidades creativas y
recreativas por ese analfabetismo musical. Saber transmitir las ideas tal y
como se desea que sean ejecutadas, o poder registrarlas cuando no hay
tecnología disponible para trabajarlas en otra ocasión, es una herramienta muy
útil. Así mismo, al ver las ideas por escrito se pueden apreciar ciertas
similitudes o diferencias que no resultan tan evidentes para un oído no
entrenado. Conozco a muchos “musicazos” a los que si les quitan la computadora
o su instrumento “se acaba la música”, cuando en realidad ambas cosas sólo
deberían ser una extensión para la mente, que es el lugar en donde reside
realmente la musicalidad.
*ARMONÍA Y CONDUCCIÓN DE VOCES. Se llame tradicional o moderna, contrapunto o voice leading, incluso serialismo,
en realidad estamos hablando aquí de ser capaces de comprender y reconocer las relaciones
estructurales y funcionales de la música, así como la manera de enlazar
sonidos individuales (melodía) o en
conjunto (armonía), ya que esto
permite conocer los efectos acústicos
que se producen, con lo cual se pueden manipular
emociones, como en la música contra imagen, por ejemplo, o en ciertos
sectores de la población que gustan de algún género musical en particular.
*TÉCNICA DE EJECUCIÓN. Esta es quizá la materia más obvia para todos
los que no son músicos, ya que, aparentemente, se debería aprender a tocar un
instrumento para crear o ejecutar música… el problema es que tocar un
instrumento no implica dominarlo, y
dominarlo no implica tener buen gusto
y criterio musical. Conozco a muchos “monitos amaestrados” que tienen estiércol
en el cerebro, pero bueno, al menos se aplicaron en algo. En el otro extremo
están todas esas personas que dan pena ajena, y no es por burla hacia los
principiantes, sino hacia quienes son supuestos “artistas” en la industria y
que no deberían salir de su recámara o regadera.
*COMPOSICIÓN Y ARREGLO. Tener
la musicalidad innata suficiente para tocar e imitar modelos establecidos
aportando un mínimo de originalidad ya es composición
para muchos, pero para quienes han estudiado desarrollo motívico y temático,
análisis
de formas musicales, musicalización para medios visuales o artes
escénicas, producción musical, arreglo y orquestación… resultan
evidentes las limitaciones de esos supuestos “genios creadores”. Ya he hablado
de esto en las entradas “Inspiración vs Oficio” y “Compositores vs
Autores” de este mismo blog (que trata sobre Música en general y sobre Composición
en particular), así que los invito a leerlas para profundizar en el tema.
Por todo esto, la próxima vez que un músico bien
preparado haga una observación, comentario, juicio, etc., antes de sentirse
expertos en la materia y pretender debatir sus argumentos, piensen primero si
no estará escuchando algo más allá de lo que su oído, su mente o su consciencia
pueden apreciar, ¿o no están de acuerdo?, y cabe mencionar que esto tampoco asegura que ese músico académico tenga la razón absoluta, únicamente que sabe de lo que habla (y aún así puede haber casos lamentables).
Hasta la próxima ;-)