lunes, 23 de septiembre de 2019

Correlación Ciencia-Arte: el eslabón perdido.

Hay gente que condena el arte contemporáneo y clama por un regreso a las virtudes clásicas. Su criterio y capacidad analítica no cambiaron, y se quedaron en el pasado... son mentes obsoletas. 
Esto no quiere decir que no se pueda disfrutar del arte de los siglos anteriores, después de todo es el legado de nuestra evolución como especie; el problema consiste en que no tienen la capacidad para entender la lógica y la estética del nuevo arte. Ya he escrito antes acerca de las características del arte contemporáneo, así como de los pseudo artistas que encuentran refugio en esta corriente, así que no me pienso detener en ese punto. 
La Ciencia, y por lo tanto la tecnología, ha caminado a la par del Arte y ha influido en su desarrollo. 
Las pinturas y esculturas renacentistas elevaron su nivel de creación gracias a la aplicación de la proporción áurea. 
La ornamentación en la música o la escultura barrocas era análoga a la de la Arquitectura, la cual se vio enriquecida por innovaciones tecnológicas. 
La aparición de instrumentos nuevos (violín, piano) o mejoras en su construcción (llaves en las maderas, pistones en los metales) permitieron crecer en sonidos y posibilidades técnicas. 
El desarrollo formal del arte clásico iba de la mano con el de ramas de la ciencia como Física, Química y Matemáticas. 
En el siglo XIX tiene un gran desarrollo la Biología, con aplicaciones en la Medicina, con lo cual ya no sólo se busca conocer lo que ocurre afuera del ser humano, sino adentro de él también, y curiosamente, el arte románico se interesa más por la emoción estética que por la técnica (sin ignorarla, por supuesto). 
Y aquí se llega precisamente al punto de ruptura. La gente se estancó en una zona de confort en la que demandaba del arte la exaltación de las emociones, sin preocuparse por razonarla, analizarla, entenderla. Por su parte, la ciencia "dura" seguía avanzando, y no se detendría.
Cuando se pensaba que el mundo era fácil de describir por la ciencia conocida, y el arte se debatía entre las opciones del post romanticismo, llegaron la teoría del caos, la relatividad y la mecánica cuántica... la comprensión del mundo y del universo no volvería a ser la misma, y esta vez habría una ruptura grave con la extensión a la cultura. 
Algunas mentes, sin embargo, dieron el salto a la nueva era (alguna vez escribí acerca de la "resonancia mórfica"), y no sólo empezaron a crear en simpatía con la abstracción de las nuevas teorías sino que, más adelante, lo hicieron también por reacción a los horrores de las sociedades posteriores a la segunda guerra mundial. 
El arte contemporáneo con fundamentos técnicos y sustento ideológico, ya no conecta con los filtros intelectuales y estéticos de las mayorías; es elitista y no satisface las necesidades catárticas que requiere el público tradicional. Esta es la situación del arte y la sociedad contemporáneas, y no se vislumbra una pronta ni sencilla reconciliación, pero como dijo alguna vez Henry Miller: "el caos es la partitura en la que está escrita la realidad", y mientras eso no sea comprendido ni aceptado estarán igual que Darwin, con un eslabón perdido en el siglo XX, y seguirán condenando con criterios del siglo XIX en pleno siglo XXI. 
Hasta la próxima.


Arte con fractales