martes, 31 de julio de 2018

La lógica de la nueva música.

En su origen la música ha cumplido siempre alguna función para la comunidad en la que se crea y desarrolla: ritual, ceremonial, festiva, o bien para el esparcimiento, la gente podía comsumirla y apreciarla.
El arte en general tuvo un desarrollo de perfeccionamiento técnico y evolución académica, alcanzando su clímax del Renacimiento al Clasicismo. Pero ¿qué sucedió después de eso?
A partir del Romanticismo se puede observar una reacción ante los cánones legados por la tradición que, poco a poco, fue alejándose de ese ideal clásico de perfección y belleza, hasta llegar en el sXX al llamado arte contemporáneo, el cual resulta incomprensible y poco placentero para las mayorías.
Vamos a comprender primero cómo se llegó a esa concepción del arte. Como se mencionó antes, no fue algo que sucediera de la noche a la mañana, sino que fue una tendencia que finalmente alcanzó su objetivo, que en el caso de la música consistió en la disolución de la tonalidad, y el tiro de gracia lo dió Arnold Schönberg con su dodecafonismo
Pero me parece importante aclarar que la gente que hizo esto no era improvisada ni ignorante o inculta, al contrario, eran artistas que dominaban la técnica clásica, y eso lo podemos constatar, pues así como Picasso era un gran pintor antes de desarrollar el Cubismo, Schönberg nos dejó excelentes tratados en sus libros de Armonía y Composición. Es como si se hubieran aburrido o fastidiado de la tradición y hubieran desarrollado una propuesta personal para expresar sus necesidades creativas.
Ahora, si bien es cierto que la música clásica contemporánea parece grotezca para los no iniciados en sus misterios, hay que conocer sus historias para entender el contexto ideológico.
El compositor Olivier Messiaen fue cautivo en un campo de concentración nazi para prisioneros de guerra (Stalag VIII-A). Ahí compuso su célebre "Cuarteto para el fin de los tiempos", para Clarinete (Bb), Violín, Cello y Piano, interpretado junto con otros prisioneros. Si el ambiente no fuera suficiente para comprender el carácter de la obra, hay que tener en cuenta que los instrumentos no estaban en buenas condiciones (la disonancia de inicio parece provenir por parte de detalles técnicos), y finalmente debemos considerar la inspiración que motivó a Messiaen para desarrollar la obra: Rev 10:1-2,5-7 (Revelations o libro del Apocalipsis).
La siguiente generación de compositores, los contemporáneos con capital ideológica en Dresde, si bien no vivieron en un campo de concentración, si vivieron la segunda guerra mundial en casa, y quizá no sabían bien lo que querían, pero era seguro que querían romper con la tradición que los llevó a los horrores que sobrevivieron. Y así empezó a desarrollarse una música elitista que se alejó definitivamente del gusto popular. Su lógica y su estética no son fáciles de asimilar, aún con conocimientos musicales.
Sin embargo, también la música popular contemporánea pasa por un movimiento similar, volviéndose menos visceral y más cerebral.
Un argumento interesante lo podemos rescatar de la Astrología, en donde se divide el tiempo en eras astrológicas de 2,100 años. De acuerdo con eso, la era anterior era la de Piscis, que entre sus características estaban el "creer" , el "sentir" , y el desarrollo del arte como catarsis, es decir, la exaltación de los placeres por medio de la emoción estética. En cambio, la nueva era de Acuario es más intelectual e impersonal; ahora se busca "saber" y "comunicar". 
Se puede apreciar complejidad en todos los elementos de la música (ritmo, melodía, armonía, estructura, además de composición y arreglos); énfasis en el exhibicionismo y el concepto (el espectáculo, la imagen, las ideas extramusicales); incluso la popularidad es más importante que la calidad musical...
Y esto último nos lleva a un punto importante.
Bajo la excusa de la incomprensión conceptual, y con la ayuda de las consecuencias de la globalización, la música contemporánea, en general, se ha convertido en refugio para pseudoartistas que carecen de técnica o fundamentos teóricos, y producen ‘arte’, en el sentido del ejercicio de la libertad de expresión, de un bajo nivel de creación, pero lamentablemente confunden al público indocto que juzga por igual no sólo a la música, sino a todo el arte contemporáneo.
Para empeorar aún más esta situación, muchas academias tradicionales han roto su vínculo con esta corriente cultural, lo cual me parece grave porque abren el camino para más pseudoartistas, y dejan aislados a los artistas académicos que sí gustan, promueven y desarrollan el arte contemporáneo, con técnica y sustento teórico tanto específico de la materia como de cultura general. 
Retomando el concepto de las eras astrológicas, considero que el gran reto del Arte en la era de Acuario consiste en desarrollar sus nuevas características pero sin olvidar los avances que legó la era anterior, ya que de esa manera se pueden lograr obras integrales, más completas (y complejas), y por lo tanto, de un mayor nivel de creación.