martes, 31 de julio de 2018

Sobre la crítica del arte.

Vivimos en la era de la información, y eso parece suponer que todos tienen el derecho de emitir juicios de valor sobre cualquier cosa, incluido el arte, aún sin tener conocimientos de aquello que se juzga… excepto, claro, los artistas que no satisfagan las expectativas de las masas, y menos aún si son conocedores en la materia, porque entonces hablarán en un lenguaje esotérico que no puede ser comprendido por las masas indoctas.
Entonces me pregunto, ¿El arte sólo es arte si satisface a los demás? ¿Acaso no empieza como una necesidad de expresión personal? Y a los que no les gusta el trabajo de un artista ¿por qué no hacen su propio arte en lugar de demandarle a alguien más que satisfaga sus gustos y remueva sus emociones? Y entonces, como se dice coloquialmente: veremos si como ladran, muerden.
Yo no me consideraba un artista, ya que soy muy egoísta y elitista como para cumplir con la imagen que se tiene de ellos. Yo me he considerado más bien un compositor y un teórico musical con un nivel aceptable de cultura general. Sin embargo, comencé a cuestionar lo anterior, y entendí que hay una notable diferencia entre el arte creativo y recreativo.
El arte creativo obedece a necesidades de expresión personales. Son la manera de expresar la concepción que el artista tiene de la vida, la naturaleza, o lo que sea que se encuentre como eje rector de sus pensamientos y sus emociones. Poco importa lo que los demás puedan opinar al respecto, y sé que el ego se seduce por medio de los halagos, pero las convicciones para crear son propias. Si se comparte es sólo para que los demás sepan que existe, pero lo que opinen es sólo eso, su opinión.
Por su parte, el arte recreativo tiene otros objetivos, pues está sustentado en la interacción con los receptores del trabajo, y su aceptación es fundamental para permitir que este subsista. El producto debe considerar los intereses de las masas para crear una respuesta positiva que se convierta finalmente en una demanda, y entonces el artista se convierte en un servidor público.
No voy a poner ejemplos, todos pueden aportar muchos, a favor o en contra, así que prefiero seguir desarrollando el tema.
Ya he escrito antes acerca de la gente que juzga o critica sin conocimiento de causa. Desde mi punto de vista eso es absurdo, intolerante, y en muchos casos, intransigente. ¿Cómo puede alguien decir que algo es bueno o malo si no lo entiende? Es muy aceptable que no le guste, pero eso no quiere decir que algo sea bueno o malo. El problema es que, al carecer de fundamentos, argumentan subjetivamente, visceralmente, sin conocer los conceptos, las técnicas, incluso el lenguaje adecuado para hablar de aquello que se critica.
Un análisis objetivo deja a un lado las emociones y el gusto personal, para enfocarse en la parte técnica y conceptual, evaluando el nivel de creación a partir de cánones vigentes de estética que provienen de la parte académica de esa manifestación artística, y ese es el problema, pues parece que ya no se requiere tener una formación y una trayectoria en la especialidad para opinar, sino que es más importante tener una buena conexión a internet (no me cansaré de citar aquella frase de Qui Gon Jin que dice “la capacidad para hablar no te hace inteligente”).
El arte es un multiverso, y para cada dimensión hay una línea de tiempo en la que se fue desarrollando con ciertas características específicas. Aún cuando existen los movimientos retro, que retoman esas características para crear en otro punto de la línea de tiempo, no se le puede exigir a los artistas que reproduzcan las características de un período o estilo sólo porque a alguien le parece que esa es la única opción válida.
Cada período reniega del anterior, y también busca la influencia de períodos anteriores al de su predecesor; eso ha sido así a través de la historia. Sin embargo, estamos viviendo un momento en el que algunas ramas del arte tomaron rumbos que se alejan de la capacidad de apreciación por parte de los no iniciados en sus usos y costumbres, y con la tecnología disponible, mucha gente puede acercarse al arte y crear (o dejar que la tecnología lo haga) sin tener esa fundamentación que antes se esperaba en un artista bien preparado.
El problema con el arte contemporáneo es que con la excusa del concepto se pueden crear cosas muy complejas que la gente común no entienda, o cosas muy abstractas que gente sin talento promueva como expresión personal, y esto último me parece muy válido, siempre y cuando no pretenda ser arte recreativo, porque en ese terreno sí importa la opinión del consumidor.
Y entonces nos enfrentamos a un nuevo problema: el juicio subjetivo de gente sin preparación específica. Dos manifestaciones artísticas diferentes, o en distintos puntos de la línea de tiempo, no pueden ser comparadas por la parte física, sino desde la parte conceptual, o dicho de otra manera, por el fondo y no por la forma, y no concibo otra manera de acceder al conocimiento, apreciación y dominio del fondo, que por medio del estudio académico. Eso es válido para la ciencia, y también lo es para el arte.
Un artista con buen sustento teórico y conceptual (no son lo mismo) es capaz de abstraer la esencia de una obra, comprender las relaciones estructurales y funcionales que la hacen ser, y observar la relación que un concepto pueda tener con el desarrollo de dicha obra. Después de eso, podrá ofrecer una explicación al nivel y en el contexto que se requiera.
Esa capacidad de síntesis se consigue por medio de un entrenamiento que nos permita desarrollar habilidades cognitivas de orden superior, y en alguna área específica del conocimiento, para realizar un análisis objetivo. Y sin embargo, gente sin preparación se atreve a juzgar algo como bueno o malo por el simple hecho de que le guste o no, sin entender lo que sucede o lo que lo propició. De la cima a la sima del pensamiento crítico en un instante.
En lugar de emitir juicios sin fundamentos, sería más prudente pedirle una explicación al artista creativo (incluso sería válido exigirla al artista recreativo), para entender el sustento de su obra a nivel personal, técnico, teórico y conceptual. No sé si eso sea suficiente para comprenderla mejor, pero por lo menos se hará consciencia de todo lo que hay detrás de una obra de arte (fondo) y que no es evidente en su forma.
Después de todo, el nivel de creación es lo que determinará si la obra será una expresión efímera en algún punto de la línea de tiempo o si trascenderá los ciclos evolutivos para esa rama de arte en particular.
Finalmente, reitero aquí una cita de Reginald y Jamila Massey, tomada de su libro “The music of India”:
“…sólo aquellas formas de arte que están firmemente basadas en la naturaleza y todas sus manifestaciones, que evocan los más íntimos anhelos del espíritu y la mente del ser humano, y que están apoyadas por un sólido fundamento teórico, pueden esperar a sobrevivir a través del tiempo”.
Hasta la próxima.

“Convergence” (Jackson Pollock)



(Publicado originalmente el 22/07/17 en el Blog "Debrayes")