miércoles, 8 de junio de 2011

Desarrollo del proceso creativo.

Hace poco alguien me preguntó por la manera en la que daba mis clases de composición, con especial interés en la manera de ayudar a los alumnos a iniciar el proceso creativo.

Yo soy un devoto practicante del "oficio", por lo que pienso que si quieres aprender algo debes primero comprenderlo, y luego hacerlo "cien mil veces", experimentando sin miedo, hasta que domines la técnica y seas capás de usarla espontáneamente. Para aprender a hacer algo hay que "hacerlo", sólo pensarlo o desearlo no sirve, pues sin praxis no hay evolución.

La comunión entre ese proceso creativo y uno mismo debe ser tal que se convierta en parte de nuestra manera habitual de pensar, hablar y ver la vida, de manera análoga a cuando el "lao-shi" dice a sus estudiantes "hay que hacer kung fu todo el tiempo", que obviamente no se refiere a practicar los ejercicios físicos las 24 horas del día, sino a aplicar la técnica y la filosofía a todas las situaciones que se nos puedan presentar.

Cuando doy clases de composición y arreglo, trato de enseñar la técnica de una manera pragmática y en una secuencia de pasos que progresivamente vayan ayudando a integrar todos los elementos aprendidos en las distintas materias involucradas, y ya después cada quien la irá desarrollando de acuerdo con la manera en que se comprometa con el proceso creativo. Hago énfasis en el desarrollo de una musicalidad al servicio del arte, y no una técnica al servicio del virtuosismo vanidoso, pero esa es otra historia.

A partir de este punto serán la creatividad y la personalidad las que den forma a los resultados, y opciones habrá tantas como compositores y arreglistas trabajando, pues es esa diversidad la que enriquece y promueve el desarrollo del arte.

Hasta pronto.